El muy esperado primer libro de la serie Knights Corruption Next Generation...
Desde que tengo memoria, quise seguir los pasos de mi padre y convertirme en un miembro de los Knights Corruption MC.
Pero nunca imaginé que un sueño pudiera destruir otro.
Amé a Riley desde antes de saber lo que significaba la palabra, pero mantener nuestra relación en secreto durante todos esos años pasó factura hasta que me convencí de que no estábamos destinados a estar juntos.
La dejé ir sin pelear, pero después de años de sumergirme en el club y vivir cada día en una niebla de negación, me di cuenta de que mi vida no tenía sentido sin ella.
Ahora solo tengo que encontrar la manera de convencerla de que me dé otra oportunidad.
Y no me detendría hasta que fuera mía... otra vez.
Fui entrenado para luchar. Tenía el título de invicto en las sórdidas entrañas de ese mundo. Y sin la precaria situación que surgió en nuestro club, la vida era por lo demás buena.
Hasta el día en que la vi acurrucada en el rincón del sótano donde tuvo lugar mi último combate, sus ojos abiertos buscando entre la multitud hasta que chocaron con los míos.
No me importó que perteneciera a los Savage Reapers.
No escuché cuando me dijeron que me alejara de ella, que me ocupara de mis asuntos.
No hice caso delas advertencias.
Debido a mi necesidad egoísta de protegerla, la guerra entre nuestros clubes se encendió una vez más, una batalla que cesó hace décadas.
Como resultado, secretos inquietantes serían revelados, probando la determinación de cada miembro de los Knights Corruption.
Al crecer sin una familia, todo lo que quería era pertenecer. Conseguí mi deseo cuando me uní a los Knights Corruption, una hermandad que me aceptó sin dudarlo.
Dediqué mi vida al club, sin cuestionar, incluso cuando el mundo que conocía dejó de existir por una decisión precipitada que tomó otro miembro, que desató la disputa entre nosotros y los Savage Reapers.
Entonces nuestro enemigo tomó represalias, amenazando a nuestro club y a todos los que se asociaban con nosotros, incluyendo a la agresiva y terca rubia que me había robado el corazón.
DEBÍ HABER DEJADO QUE SE FUERA.
PERO FUI EGOÍSTA.
Así que juré mantenerla a salvo, pero ¿cómo podía asegurarme de que mi promesa de protegerla no fuera vacía?
¿CÓMO PODÍA SALVARLA DE LO QUE ESTABA A PUNTO DE SUCEDER?
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