domingo, 24 de enero de 2021

The McGregor Brothers - Karina Halle


Todo empezó con un juramento de meñiques...

Linden McGregor es un alto, robusto y atractivo aventurero; un piloto de helicóptero con acento escocés y encanto de sobra. También es uno de los mejores amigos de Stephanie Robson y ha encajado en esa caja durante tanto tiempo como ella le ha conocido.
Pero algunas relaciones no pueden ser colocadas en cajas, no pueden ser clasificadas, no pueden ser domesticadas.
De vuelta a la mitad de sus veinte y cansados de la competitiva escena de citas de éxito-o-fracaso de San Francisto, Steph y Linden hacen un pacto para casarse con el otro si ninguno de ellos está en una relación serie para cuando alcancen los treinta.
Suena a diversión y juegos, pero mientras los años hasta los treinta pasan y los amantes entran y salen de sus vidas, el pacto se vuelve más grande que la vida.
El sexo es inevitable. Las amistades son puestas a prueba. Los corazones están en la línea.
El pacto está a punto de cambiarlo todo.

Ella piensa que él es un mujeriego arrogante.
Él piensa que ella es una mojigata. Pero está a punto de hacerle una oferta que ella no puede rechazar.
Nicola Price solía tenerlo todo: Una gran carrera, el novio perfecto, una exagerada colección de zapatos y un departamento en uno de los mejores vecindarios de San Francisco. Pero cuando queda embarazada y su novio idiota la abandona, el mundo perfectamente diseñado de Nicole se cae a pedazos. Y se mantiene de esa manera. 
Ahora, Nicola es la madre orgullosa de una niña de cinco años, pero vive en una gran mentira. Apenas puede permitirse su departamento en los barrios bajos y todos los hombres con los que sale huyen en cuanto se enteran de que viene con una hija. Ella se encuentra luchando y asustada; y en ninguna parte cerca de donde imagino que estaría a los treinta y un años.
Su salvación llega con la forma del alto, guapo y adinerado escocés Bram McGregor, el hermano mayor de su amigo, Linden. Bram entiende una cosa o dos acerca del orgullo, así que cuando las circunstancias trágicas ponen a Nicola en lo más fondo, le ofrece un lugar donde vivir en el complejo de apartamentos que él posee. Es un trato bastante perfecto, mientras a ella no le importe vivir al lado de Bram, un hombre que, a pesar de su generosidad, parece antagonizarla en todos los sentidos.
Pero nada en la vida es gratis, y en tanto Nicola se asienta, 
descubre que el enigmático mujeriego podría terminar costándole más de lo que pensó. Podría perder su corazón.
Esos hermanos McGregor no son más que problemas...


Un problemático jugador escocés de rugby que no cumple las reglas.
Una vivaz devoradora de hombres que ha renunciado al amor.
Cuando se trata de Lachlan y Kayla, los opuestos no solo atraen, sino que explotan.
Kayla Moore siempre se ha sentido cómoda con su reputación ruda e imponente. Al menos estuvo bien hasta que cumplió los treinta años y vio a sus mejores amigas, Stephanie y Nicola, establecerse con Linden y Bram McGregor, dejando a Kayla como la extraña del grupo. Cansada de ser la tercera rueda con nada más que encuentros de una noche y citas sin esperanzas en San Francisco, Kayla decide hacer un voto de celibato y poner a los hombres en segundo plano.
Eso es hasta que pone sus ojos en el primo de Linden y Bram, el ardiente escocés Lachlan McGregor. Lachlan es su fantasía sexual hecha realidad: alto, tatuado y construido como un camión de carga. Con una mirada de acero y una exitosa carrera de rugby en Edimburgo, es el tipo de hombre que la hace querer lanzar su voto por la ventana. Pero el comportamiento tranquilo e intenso de Lachlan lo hace un hombre difícil de conocer, y mucho menos de acercarse.
No es hasta que los dos se unen en una noche larga e inolvidable que Kayla se da cuenta de que hay mucho más de lo que parece en este inquietante hombre. Pero incluso con chispas volando entre los dos, Lachlan no puede quedarse en Estados Unidos para siempre. Ahora, Kayla tiene que decidir si cambiar radicalmente toda su vida y darse una oportunidad con alguien que apenas conoce o correr el riesgo de quemarse una vez más.
A veces el amor es un juego que solo necesita ser jugado.

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